Ganar un partido, un
juego o una partida es una fiesta para todo el mundo y sobre todo para los
niños. Sin embargo, tan importante como celebrar la victoria es saber perder y,
además, hacerlo dignamente.Los ganadores
de todos los tiempos no dejan de serlo cuando pierden, y aprenden tanto
de la derrota como de la victoria.
Para ellos/as, la
victoria no es un fin en sí mismo, sino un premio añadido que hay que valorar
en su justa medida, y no tratar como un trofeo que necesitamos para sentirnos
realizados.
Los niños y las niñas desde
sus primeros años de vida experimentan en el juego las sensaciones de ganar y
perder.Deben aprender a familiarizarse con esas sensaciones, ya que estas
acciones les ayudan a tener éxito en la vida y a no tener problemas con sus
compañeros/as.Los profesores/as, monitores/as y familias debemos implicarnos y
darles pautas, desde temprana edad, para que vayan adquiriendo los recursos
necesarios para su madurez. No obstante, no debemos olvidar que son niños/as y
que, por tanto, en muchas ocasiones carecen de la madurez necesaria para afrontar
los posibles fracasos. Este es el reto que tenemos entre manos: ayudarles a
crecer, enseñarles a ser más templados o lo que es lo mismo: más maduros.
CÓMO
TRANSMITIR LOS VALORES DE LA VICTORIA
Para que la victoria no
se convierta en el objetivo de niños/as y adolescentes,educadores, entrenadores,
padres y madres debemos recuperar los auténticos valores de la victoria:
·
Esfuerzo, perseverancia y mejora
continua.
·
Marcar objetivos y eliminar el miedo a
perder:aprender de la derrota y mejorar con ella.
·
Aceptar el reconocimiento, la crítica y
la derrota sin obsesionarse
Entender que la victoria de los
ganadores no sólo les pertenece a ellos, sino que revierte sobre el conjunto de
la sociedad.
Ahora bien, para
transmitir y cultivar todos estos valores, no debemos olvidar algunos aspectos
esenciales, como el buen humor, la constancia, la concentración o la
determinación, entre otros.
· Buen humor: las emociones afectan al
rendimiento. Los estados de ánimo positivos producen energía física y
resistencia para volver a intentarlo después de un revés.
·
Constancia: Los ganadores se esfuerzan más y con más
método que los que pierden.
· Aprendizaje: los perdedores adquieren
una actitud defensiva y no quieren escuchar sus fallos, perdiendo así la posibilidad
de aprender de ellos. Por el contrario, los ganadores tienden a discutir más
los errores y a aceptar las críticas, porque son conscientes de que pueden
ganar.
· Concentración: los ganadores se distraen
menos y tratan de cultivar la virtud para mantener su capacidad de
concentración y fortaleza mental. Varios deportistas de élite, sacudidos por
problemas personales,comenzaron a dejar de obtener victorias al perder la
tranquilidad en su vida. Lo mismo es aplicable a ámbitos como la carrera
educativa, profesional y artística.
· Cultura positiva de respeto mutuo: es
fácil respetar y escuchar a los otros cuando se gana, pero el auténtico mérito
consiste en conservar la misma actitud cuando se pierde. Los ganadores tienden
a aprender de los errores y a respetar a compañeros y oponentes cuando las
cosas van bien o mal, mientras que los perdedores buscan culpables y acusan con
mayor regularidad a los compañeros de su derrota.
·
Determinación: los ganadores tienen
mayor control de su propio destino.
· Continuidad: cuando se pierde con frecuencia,
aumenta el nerviosismo y se pierde la confianza. Llegan nuevos directivos,
entrenadores, etc., y a menudo los cambios no mejoran la situación y la
"racha" perdedora continúa. Por el contrario, los ganadores se
benefician de la consistencia, de perseverar y hacer las cosas cada día mejor,
con un entorno sano que mantiene sus principales apoyos, sin importar lo que ocurra
ni actuar desproporcionadamente ante una
derrota inesperada.
Feliz victoria y,
sobretodo, feliz derrota.
Os dejo un enlace y un cuento relacionados con la
victoria y la derrota.
· Cuento: Ganar o
perder
Pepito odiaba perder a
lo que fuera. Sus papás, maestros y muchos otros decían que no sabía perder,
pero lo que pasaba de verdad es que no podía soportar perder a nada, ni a las
canicas. Era tan estupendo, y se sentía uno tan bien cuando ganaba, que no
quería renunciar a aquella sensación por nada del mundo; además, cuando perdía,
era justo todo lo contrario, le parecía lo peor que a uno le puede ocurrir. Por
eso no jugaba a nada que no se le diera muy bien y en lo que no fuera un
fenómeno, y no le importaba que un juego durase sólo un minuto si al terminar
iba ganando. Y en lo que era bueno, como el futbolín, no paraba de jugar.
Cuando
llegó al colegio Alberto, un chico nuevo experto en ese mismo juego, no
tardaron en enfrentarse. Pepito se preparó concentrado y serio, dispuesto a
ganar, pero Alberto no parecía tomárselo en serio, andaba todo el rato
sonriente y hacía chistes sobre todo. Pero era realmente un fenómeno, marcaba
goles una y otra vez, y no paraba de reír. Estaba tan poco atento, que Pepito
pudo hacerle trampas con el marcador, y llegó a ganar el partido. Pepito se
mostró triunfante, pero a Alberto no pareció importarle: "ha sido muy
divertido, tenemos que volver a jugar otro día".
Aquel día no se habló
de otra cosa en el colegio que no fuera la gran victoria de Pepito. Pero por la
noche, Pepito no se sentía feliz. Había ganado, y aún así no había ni rastro de
la sensación de alegría que tanto le gustaba. Además, Alberto no se sentía nada
mal por haber perdido, y pareció disfrutar perdiendo. Y para colmo al día
siguiente pudo ver a Alberto jugando al baloncesto; era realmente malísimo,
perdía una y otra vez, pero no abandonabasu sonrisa ni su alegría
Durante varios días
observó a aquel niño alegre, buenísimo en algunas cosas, malísimo hasta el
ridículo en otras, que disfrutaba con todas ellas por igual. Y entonces empezó
a comprender que para disfrutar de los juegos no era necesario un marcador, ni
tener que ganar o perder, sino vivirlos con ganas, intentando hacerlo bien y
disfrutando de aquellos momentos de juego.
Y se atrevió por fin a
jugar al escondite, a hacer un chiste durante un partido al futbolín, y a sentir
pena porque acabara un juego divertido, sin preocuparse por el resultado. Y sin
saber muy bien por qué, los mayores empezaron a comentar a escondidas, "da
gusto con Pepito, él sí que sabe perder"
Cuando ganas, no hay que hacer sentir mal al adversario,y cuando pierdes, no hay que echar la culpa a otro, ni sentirse mal, porque de los errores se aprende.
ResponderEliminarUn saludo Lucía Corrionero.
Hola soy Vega de 5º de E.P: Si estás jugando a un juego, por ejemplo el baloncesto, si pierdes no pasa nada porque lo importante no es ganar si no participar. Si te pones como un loco porque no has ganado el que se va a perjudicar eres tú. Si ganas al baloncesto, fútbol, voleibol....puedes celebrarlo pero además de saber perder hay que saber ganar. Adiós :)
ResponderEliminarHola, soy Naiara Fuentes Pilo de 4º E.P y me ha gustado la entrada porque muchas veces nos ponemos como locos por haber ganado o perdido y necesitamos un poco más de educación. La mayoría de los niños no sabemos perder, así que animo a que profesores, padres... expliquen la importancia de ganar o de perder.
ResponderEliminarUn saludo.
Soy LucIa Fernández de 4º de primaria.Juego a fútbol sala.hemos perdido muchos partidos pero en cada partido los entrenadores nos enseñan a mejorar.Nos lo pasamos muy bien jugando juntos.Da igual perder o ganar lo importante es jugar.
ResponderEliminarAdios : )
Hola soy Vega de 5º de E.P: En los juegos hay que jugar limpio porque si se juega sucio¿ de qué serviría el deporte, a parte de ayudar a tu cuerpo a que estés más sano, si no te lo estás pasando bien jugando sucio?. Si otros/as ganan jugando limpio, tú no tienes que enfadarte porque ellos/as han jugado justamente. Si otros/as han jugado sucio lo más correcto que podrías hacer es decírselo al profesor/a......y pedir que se haga el juego otra vez porque ellos/as han jugado mal, injustamente.....En algunas ocasiones suelen pasar estos casos que acabo de mencionar porque los sentimientos de ganar o perder te corroen por dentro y sueles jugar sucio para poder ganar. Siempre se debe de jugar limpio, el jugar sucio no se debería haber inventado. Adiós :)
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