En el Colegio Antonio Machado, dentro de la materia de
Educación Física, hemos desarrollado una situación de aprendizaje con el
alumnado de Secundaria centrada en la táctica del baloncesto.
Más allá de los aspectos específicos del deporte, este
trabajo nos ha permitido profundizar en algunos de los principios que establece
la legislación educativa vigente (LOMLOE), vinculando la práctica deportiva con
las competencias curriculares y con la realidad cotidiana de nuestros
estudiantes, aspecto fundamental para dotar de significatividad a los
aprendizajes.
El baloncesto, como cualquier deporte colectivo, exige
mucho más que habilidad individual. La táctica nos enseña, entre otras, que:
- El trabajo en equipo
es imprescindible: ningún jugador puede ganar un partido solo.
- La coordinación y la
cooperación son la base para que las acciones tengan éxito.
- La vida real también
requiere estas competencias: en el aula, en el trabajo, en la familia o en
cualquier proyecto compartido.
- Los valores
trascienden lo deportivo: respeto, comunicación, empatía, tolerancia, confianza
y responsabilidad se convierten en aprendizajes transferibles a cualquier
ámbito.
De este modo, la táctica en baloncesto se convierte en un espejo de la
vida: nos recuerda que cada persona aporta su talento, pero que sólo cuando se
integra en un grupo, con objetivos comunes y estrategias compartidas, se
alcanzan los mejores resultados.
La LOMLOE nos invita a diseñar experiencias educativas que desarrollen
competencias más allá de lo académico, y esta propuesta en Educación Física es
un ejemplo claro de cómo el deporte puede ser un vehículo para trabajar la colaboración,
la resolución de problemas, la gestión emocional y la ciudadanía activa.
En definitiva, aprender táctica en baloncesto es aprender a vivir en sociedad: a coordinarse, a confiar en los demás y a descubrir que el éxito colectivo es siempre muy enriquecedor.





